No es posible obviar toda una serie de síntomas psicopatológicos que se presentan en muchos casos tras el aborto: gran angustia, tristeza, sueños y pesadillas en las que son acusadas las mujeres por su propio feto, a veces pensamientos suicidas, y no es raro que, a raíz de este hecho haya abuso de alcohol o de drogas.
Dicho síndrome ha sido estudiado -dada la evidencia de secuelas que produce- en diversos países: EE.UU, Canadá, Finlandia, Suiza, Inglaterra etc., siendo cada vez más reconocido como entidad propia. Incluso es reconocida su existencia entre organismos internacionales que promueven el aborto, como puede ser la Federación de Planificación familiar, el mayor promotor de abortos de EE.UU.
En España se necesita hacer con urgencia estudios epidemiológicos sólidos, -algo con lo que se encuentran muchas trabas los profesionales, según declaraciones de la Dra. D. Celia Canedo, Psiquiatra del Hospital Lucus Augusti de Lugo, la cual dijo en su conferencia dentro del marco de la I semana de la Vida 2012 en Lugo, conocer muy bien el trauma que siempre supone un aborto y las consecuencias más o menos tempranas que origina, y que tras diez años de estudio, sobre este tema, dejan claras evidencias de que toda mujer que aborta queda profundamente afectada aunque no quiera o no pueda reconocerlo.
No podemos cerrar los ojos ante lo que está sucediendo. Hasta la legalización del aborto, más del 90% de las mujeres que abortaban se acogían, por consejo de las propias clínicas que realizan los abortos, al supuesto “riesgo para la salud psíquica de la madre”
“supuesto” porque –como ya se sabía- ha quedado claro no ser cierto, tras la legalización de la nueva Ley del aborto, ya que ha pasado ese 90% a ser según las cifras del ministerio de sanidad de 2011, a ser el 89,58 a Petición, O sea, porque me da la gana. Pasando a resultar, e 7,30 %, el supuesto más declarado antes de legalizar el aborto, lo cual hace sospechar, que el anterior coladero, se convierte en este caso, en nuevo coladero para abortos tardíos. Ver más: http://www.msps.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/embarazo/tablas_figuras.htm
Un conocido psiquiatra, el Prof. Frerik Ayd señala cómo ningún tipo de enfermedad mental conocida puede curarse mediante un aborto. Es más, aquellas personas que tienen cierta predisposición personal o familiar a la enfermedad mental corren un riesgo mayor y es raro que no queden con un desequilibrio psíquico tras el aborto, entre otras cosas, por la tensión emocional que siempre produce.
De hecho la OMS señalaba en 2005: “Las mujeres con alguna señal indicativa de trastorno emocional corren mayor riesgo de graves desajustes mentales tras el aborto, y más si tenían alguna enfermedad psiquiátrica previa” y sigue diciendo: “cuanto más serio sea el diagnóstico psiquiátrico, más perjudicial es para ellas el aborto”. Por eso no es extraño que tras el aborto aparezcan auténticos cuadros clínicos, a veces muy graves, como señala la OMS.
También se ha querido en algún momento relacionar este síndrome con las creencias religiosas, y no es así, hay personas con síndrome post-aborto que no son creyentes y sufren también traumas psíquicos.
De cualquier forma, la persistencia de esta sintomatología en parte viene condicionada por la personalidad previa. Para una mujer, el destruir a su hijo es siempre es un trauma, no solo físico sino también psíquico.
El aborto, siempre deja huella: el Profesor Willke diga: “es más fácil sacar a un niño del útero de su madre que sacarlo de su pensamiento”.
¿Es que nuestra sociedad no se da cuenta del drama tan terrible que queda para siempre en estas mujeres?
¿Por qué no se exige más responsabilidad a los padres?
¿Qué hacer para proteger esa vida que llega en lugar de alentar a destruirla? ¿Por qué Sanidad no se plantea estudiar dar alternativas al aborto, tomando una serie de medidas más justas, más humanas, y también más lógicas, en un país como el nuestro con un índice demográfico bajo?
Nos topamos con una paradoja que debiera preocuparnos a todos y es urgente poner remedio
Ahora
nos detendremos, en otro aspecto menos tratado: el síndrome post-aborto, que es
con lo que se topan profesionales de la psiquiatría.
No
es posible obviar toda una serie de síntomas psicopatológicos que se presentan
en muchos casos tras el aborto: gran angustia, tristeza, sueños y pesadillas en
las que son acusadas las mujeres por su propio feto, a veces pensamientos
suicidas, y no es raro que, a raíz de este hecho haya abuso de alcohol o de
drogas.
Dicho síndrome ha sido estudiado -dada la evidencia de secuelas que produce- en
diversos países: EE.UU, Canadá, Finlandia, Suiza, Inglaterra etc., siendo cada
vez más reconocido como entidad propia. Incluso es reconocida su existencia
entre organismos internacionales que promueven el aborto, como puede ser la
Federación de Planificación familiar, el mayor promotor de abortos de EE.UU.
En España se necesita hacer con urgencia estudios epidemiológicos sólidos,
-algo con lo que se encuentran muchas trabas los profesionales, según
declaraciones de la Dra. D. Celia Canedo, Psiquiatra del Hospital Lucus Augusti
de Lugo, la cual dijo en su conferencia dentro del marco de la I semana de la
Vida 2012 en Lugo, conocer muy bien el trauma que siempre supone un aborto y
las consecuencias más o menos tempranas que origina, y que tras diez años de
estudio, sobre este tema, dejan claras evidencias de que toda mujer que aborta
queda profundamente afectada aunque no quiera o no pueda reconocerlo.
No podemos cerrar los ojos ante lo que está sucediendo. Hasta la legalización
del aborto, más del 90% de las mujeres que abortaban se acogían, por consejo de
las propias clínicas que realizan los abortos, al supuesto “riesgo para la
salud psíquica de la madre”
“supuesto”
porque –como ya se sabía- ha quedado claro no ser cierto, tras la legalización
de la nueva Ley del aborto, ya que ha
pasado ese 90% a ser según las cifras del ministerio de sanidad de 2011, a ser
el 89,58 a Petición, O sea, porque me da la gana. Pasando a resultar, e 7,30 %, el supuesto más
declarado antes de legalizar el aborto, lo cual hace sospechar, que el anterior
coladero, se convierte en este caso, en nuevo coladero para abortos tardíos.
Ver más: http://www.msps.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/embarazo/tablas_figuras.htm
ño
|
A petición de la mujer (%)
|
Grave riesgo para vida o la salud de la embarazada (%)
|
Riesgo de graves anomalías en el feto (%)
|
Anomalías fetales incompatibles con la vida o enfermedad extremadamente grave e incurable (%)
|
Varios motivos (%)
|
2011
|
89,58
|
7,30
|
2,73
|
0,30
|
0,09
|
Un
conocido psiquiatra, el Prof. Frerik Ayd señala cómo ningún tipo de enfermedad
mental conocida puede curarse mediante un aborto. Es más, aquellas personas que
tienen cierta predisposición personal o familiar a la enfermedad mental corren
un riesgo mayor y es raro que no queden con un desequilibrio psíquico tras el
aborto, entre otras cosas, por la tensión emocional que siempre produce.
De
hecho la OMS señalaba en 2005: “Las mujeres con alguna señal indicativa de
trastorno emocional corren mayor riesgo de graves desajustes mentales tras el
aborto, y más si tenían alguna enfermedad psiquiátrica previa” y sigue
diciendo: “cuanto más serio sea el diagnóstico psiquiátrico, más perjudicial es
para ellas el aborto”. Por eso no es extraño que tras el aborto aparezcan
auténticos cuadros clínicos, a veces muy graves, como señala la OMS.
También se ha querido en algún momento relacionar este síndrome con las creencias
religiosas, y no es así, hay personas con síndrome post-aborto que no son
creyentes y sufren también traumas psíquicos.
De cualquier forma, la persistencia de esta sintomatología en parte viene
condicionada por la personalidad previa. Para una mujer, el destruir a su hijo
es siempre es un trauma, no solo físico sino también psíquico.
El aborto, siempre
deja huella: el Profesor Willke diga: “es más fácil sacar a un niño del útero
de su madre que sacarlo de su pensamiento”.
¿Es que nuestra sociedad no se da cuenta del drama tan terrible que queda para
siempre en estas mujeres?
¿Por qué no se exige más responsabilidad a los padres?
¿Qué hacer para proteger esa vida que llega en lugar de alentar a destruirla? ¿Por
qué Sanidad no se plantea estudiar dar alternativas al aborto, tomando una
serie de medidas más justas, más humanas, y también más lógicas, en un país
como el nuestro con un índice demográfico bajo?
Nos topamos con una paradoja que debiera preocuparnos a todos y es urgente
poner remedio